... Y siempre hay alguien dispuesto a escucharlo...

martes, 29 de marzo de 2011

La Ladrona...

         Me imagino en un espacio enorme, algo sombrío y en plena soledad. Con el suelo de madera antigua, una mesa grande en medio de la estancia y un sillón que invita a sentarse.

         No sé cómo he entrado, supongo que por la ventana que hay al lado izquierdo de la habitación pero no estoy segura. No tengo zapatos, será para no delatarme con este suelo tan perfecto. Me he convertido en una ladrona… una ladrona de libros…

         Tengo sed de palabras. Paso una y otra vez mis dedos por los millones de libros que me rodean. Lomos de todos los colores, azules, rojos, dorados, con letras y sin ellas… Éste sitio me está enloqueciendo, el tiempo se me está agotando, debo decidirme ya…

         Pero me gustan todos, me hacen dudar, me estoy poniendo nerviosa… Lo que daría por sentarme en ese sillón a leer aunque fuera un minuto. Una última vuelta, sólo una más para poder decidirme…

         Éste, ya lo tengo… Genial, éste es el mejor de todos… Fantástica elección ladrona de libros.

         Estoy fuera, he saltado, he salido de la estancia y ahora soy libre de nuevo. Con mis letras robadas entre los brazos ahora he saciado mi sed de letras y palabras.

         Camino largo tiempo sin mirar el libro que he sustraído de ese paraíso y ahora me duelen los pies, ¿cuánto tiempo llevo andando? Miro hacia abajo y compruebo que he olvidado mis zapatos, los olvidé o los cambié por el libro…

         Nada me importa. Soy feliz. Pero aún no sé cómo se titula el próximo libro que voy a leer, este mismo que ahora tengo en mi poder…

LA LADRONA DE LIBROS…


lunes, 21 de marzo de 2011

Algo Para Disfrutar...

Siempre que me despierto
Busco algo que me de esa sensación.
Te encuentro y paso el tiempo
Navegando entre el misterio y tu sabor.
Y la imaginación vuela para recorrer el resto.

Me creas un estado tan aislado
y perfumado por tu olor.
No sé si estás detrás
o soy yo el que está allí.
Y entro en un estado tan perfecto.

Pareces deshacer todo lo que está aquí
y encuentro que hay un lado casi opuesto.

Haces que se me pasen las horas
y salga el sol, a veces, antes de tiempo.
Creces siempre en lugares secretos
Buscando el sol, buscando el sol...

Si salgo paseando por el parque
con las flores estás vos.
Me encuentro y me hago parte
de las risas que se crean con tu olor.
Y veo el cielo azul;
vienen mis amigos con el resto.

Me creas un estado tan aislado
y perfumado por tu olor.
No sé si estás detrás
o soy yo el que está allí.
Y entro en un estado tan perfecto.

Pareces deshacer todo lo que está aquí
y encuentro que hay un lado casi opuesto.

Haces que se me pasen las horas
y salga el sol, a veces, antes de tiempo.
Creces siempre en lugares secretos
Buscando el sol, buscando el sol...



viernes, 4 de marzo de 2011

Siempre Hay Alguien...

Mi vida ha sido como un oscuro océano, lleno de corrientes y de fantasmas inimaginables. Y yo, una galera a su deriva, siempre con las velas extendidas al viento, unas veces del norte y otras tantas del sur... como un marinero que solo se forja su mundanal paso por el mundo, una forma de agotar su tiempo... y asi durante años... Llegando a puertos y volviéndose a marchar. Algunos invitaban a quedarse pero el marinero es solitario y no quiso prosperar en tierra alguna...

Cerraba mis velas con la esperanza que me daba no ver tierra firme ni a proa ni a popa, tampoco a babor ni estribor y dejar a mi galera flotando en su deseo... Mi mente estaba serena ahora como las aguas que surco día a día pensando que ningún amor me esperaba en el puerto...

Navegué por mares profundos, y también a través de lagos cristalinos que resultaron ser peores que esos mares, intenté dejar mi nave en algún destino esperando algo que nunca llegó y volví a aferrarme a mi nao a la que llamé "Nómada", surcando de nuevo las aguas y como única compañía... la luna...

No preocupándome más por ello llegué a mi destino, nunca olvidado y siempre esperando en mi mente. Las aguas azules llenaron de vida mis venas secas desde hace siglos y devolvieron los latidos a mi corazón. Aguas tranquilas en las que el fondo de arena clara podía verse. Mi destino estuvo más cerca de lo que nunca imaginé.

Me agarré tan fuerte a mi nuevo hogar que viví feliz en mi espacio por mucho tiempo. Como un naúfrago asenté mis pertenencias y me preocupé de muchas cosas antes olvidadas. Esa playa ahora era mía y me sentía como Valdivia en el Nuevo Mundo frente a los indios.

Y así, pude comprobar que después de navegar y navegar siempre hay un destino al que llegar y siempre, aunque lo dudemos, hay alguien que te espera en puerto para abrazarte, para volver a ver al marinero que partió un día y volvió a regresar...

martes, 1 de marzo de 2011

El amor en Cualquier Parte

Ella llevaba un libro de Almudena Grandes. Él, uno de Juan Villoro. Ella llevaba zapatos rojos. Él, zapatillas negras. Entraron apenas se abrieron las puertas. Ella se sentó, él quedó de pie frente a ella.
Él miró de reojo el libro de ella, y le gustó. Ella miró de frente el libro de él, y le gustó. Media estación después, él puso su zapatilla junto al zapato de ella, tocándolo por la punta. Ella no movio el pie. Y un calor determinante empezó a fluir desde el dedo del pie hasta las manos, desde las manos hasta los libros y desde los libros hasta el aliento. Si un sobresalto lo hacía separar el pie, lo devolvía de inmediato a su posición deseada.
Así anduvieron los lectores, los ojos clavados en el papel, el pie clavado en el piso, seis estaciones completas, con un romance de solapas y sin verse nunca el rostro.