... Y siempre hay alguien dispuesto a escucharlo...

martes, 13 de septiembre de 2011

Inés del Alma Mía

"...Por los menos setenta años tengo, y bien vividos, pero mi alma y mi corazón, atrapados todavía en los resquicios de la juventud, se preguntan… ¿Qué diablos le sucedió al cuerpo?
Al mirarme en el espejo de plata, no reconozco  a esa abuela coronada de pelos blancos que me mira de vuelta… ¿Quién es esa que se burla de mi?
La examino de cerca con la esperanza de encontrar en el fondo del espejo a la niña con trenzas y rodillas encostradas que una vez fui, a la joven que escapaba a los vergeles para hacer el amor a escondidas, a la mujer madura y apasionada que dormía abrazada a Rodrigo.
Están allí, agazapadas, estoy segura, pero  no logro vislumbrarlas. Ya no puedo hacer las mismas cosas que antes, pero no es por falta de ánimo,  que eso siempre me ha sobrado, sino por traición del cuerpo. Me faltan fuerzas, me duelen las coyunturas, tengo los  huesos helados y la vista cansada y borrosa. Es extraño sentir que el cuerpo se acaba mientras la mente sigue inventando proyectos..."