... Y siempre hay alguien dispuesto a escucharlo...

miércoles, 12 de enero de 2011

Todos necesitamos una brújula

Navegar sin naufragar por el mundo de las emociones requiere una brújula. Porque no basta con amar: hay que amar de forma incondicional. No basta con escuchar: hay que escuchar atentamente. No basta con llorar: hay que aprender a superar el dolor. No basta con intentar resolver los problemas de quienes amamos: hay que ayudarles a responsabilizarse y a sobreponerse a los obstáculos. Cuando necesitan una solución no basta con darles nuestra solución: debemos ayudarles a encontrar sus propias soluciones.

Sin embargo nada de esto responde a la forma posesiva de amar de los seres humanos, ni al sentido institivo de proteción de los padres, ni a nuestro miedo visceral al cambio, ni a la capacidad innata alguna que nos permitiera, en un mundo ideal, reconocer y sanar nuestras propias heridas emocionales. Requiere, en cambio, adquirir una serie de destrezas.

El primer paso para entender las emociones de los demás es conocerse a uno mismo. Es escabar en nuestro sustrato emocional, destripar nuestros impulsos y entender las fuentes de nuestra ira y de nuestro dolor para poder convivir armoniosa y plenamente con nuestras emociones y con las de los demás.

Lo natural en la vida son los conflictos y las crisis. Son inevitables. Lo importante es conocer y saber manejar las herramientas básicas para resolverlos. Porque las emociones son intensas todos somos potenciales naúfragos emocionales. El derrumbe de las estructuras morales y sociales nos otorga actualmente una enorme y positiva libertad de elección en nuestra vida. Esta nueva libertad necesita urgentemente la adquisición de una brújula, es decir, de las herramientas que nos permitan navegar por los cauces imprevisibles y apasionantes de nuestras vidas.


3 comentarios:

  1. Siempre en la vida, me parece imprescindible, saber a dónde vas y de dónde vienes. Con esta premisa la única brújula con la que debes contar, es con la brújula de dos manetas, la del corazón y la de la razón, ésta última más fría y calculadora que la anterior, pero la que hace templar todas las emociones desbocadas...

    Para el que le guste vivir, haga caso de su brújula particular...La mía, sin duda alguna, la del corazón...

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  2. No es tan sencillo seguir esa brújula, ojalá todos nos guiáramos por esa. Pero si te guias por esa puedes perder muchas cosas y ganar otras tantas pero no te engañas a ti mismo y por supuesto logras la felicidad que siempre habías soñado... yo soy de tu mismo lado, del corazón...

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  3. Corazón contra razón, razón contra corazón...el eterno problema. Lo ideal es cuando ambas coinciden...y lo más difícil. A veces el corazón no te deja ver la verdad porque, de lo desbocado que late, te nubla los sentidos. Y otras, la razón no quiere que veas la verdad para que no te des cuenta de lo triste que es. Mi lado actual...ni yo mismo sé cual es, pero mi estado actual sí que lo veo claro y meridiano...para mi desgracia.

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